“No queremos que se conozca Nueva York como el sitio para comprar bienes falsificados”, dijo la edil que ha promovido la iniciativa, Margaret Chin, al alegar que el dinero que ganan los falsificadores “sirve a menudo para financiar actividades terroristas o el trabajo infantil”, agrega el rotativo. “Es un gran problema”, puntualizó Chin, que añadió que “la gente sigue comprando y esta industria está creciendo, y necesitamos frenar la demanda”, afirmó la concejal, que pertenece al distrito de Chinatown, la zona de Nueva York donde más se venden este tipo de falsificaciones.
Mientras que los bolsos o prendas originales pueden llegar a costar miles de dólares, las falsificaciones -a veces muy conseguidas-, se venden en diversas tiendas de la ciudad por menos de 100 dólares (casi 70 euros). Hasta ahora, la mayoría de medidas contra las imitaciones se habían centrado en los fabricantes o distribuidores, y aunque el castigo con penas de prisión o multas de unos 1.000 dólares a los compradores “pueda parecer excesivo” Chin lo considera “necesario para frenar el problema”, subraya el diario.
Según el rotativo, varios concejales han apoyado la ley, que si se aprueba supondrá también que se coloquen carteles por la zona advirtiendo de la nueva normativa. Además, la propuesta señala que la policía solo podrá actuar si descubre a una persona comprando el producto falsificado, no si lo luce por la calle, aunque los agentes que ya han estado en contacto con la venta de imitaciones reconocieron al periódico que la ley sería “complicada” de aplicar. Algunos comerciantes del barrio de Chinatown que no venden falsificaciones se mostraron satisfechos por la propuesta.
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