Por Luis Ramón López
NEW YORK.- La comunidad dominicana en el exterior, especificamente la
que reside en la ciudad de New York, una de las más informada, tiene un
reto en estos momentos cruciales por lo que viven miles de compatriotas,
que lo perdieron todo por el paso en el país de la tormenta Isaac,
acudir en auxilio de más de 25 mil desplazados que vivían en las
riberas de ríos, cañadas y arroyos en la capital y ciudades en el sur
profundo, en las que sus casas fueron anegadas y derribadas por las
enfurecidas aguas.
La tormenta tropical Isaac que pasó a unas 265 kilómetros de las costas
sureñas de la República Dominicana, produjo perdidas millonarias en la
agricultura, en infraestructuras viales cuantiosos daños y al menos
cinco personas fallecidas, es el saldo que hasta ahora presentan los
organismos de emergencia del país.
De acuerdo al Centro de Operaciones de Emergencia (COE) la mayoría de
las comunidades anegadas por las crecidas de ríos pertenecen a Samaná,
Sánchez, San José de Ocoa, Monte Plata, Azua, provincia Duarte, Peravía,
Santo Domingo y Barahona, donde el temporal causó la mayor cantidad de
daños.
En la capital dominicana, los ríos Ozama e Isabela causaron la
evacuación inmediata de todos los residentes de sus márgenes, en la que
miles de viviendas se coparon de agua hasta los techos, y todas sus
pertenencias fueron arrastradas por las corrientes de agua.
La mayoría de las familias damnificadas por Isaac son de escasos
recursos, por lo que esperan de las manos solidarias de los dominicanos
residentes en los Estados Unidos, España, Puerto Rico, Canada y otras
nacionalidades plagadas de compatriotas, para poder levantar de nuevo lo
que perdieron y que el río se llevó.
Son preocupantes las escenas que se ven de los estragos que dejó tras sus
pasos por el país la tormenta tropical Isaac, en barrios marginados de
la ciudad capital, San Cristóbal, Barahona, San Juan de la Maguana, Baní
y otras poblaciones. El gobierno dominicano que se estrenó con Isaac,
respondió de inmediato a los daños causados por la tormenta que va
rumbo a Nueva Orleán, donde ya sus autoridades han tomado las medidas
pertinentes y adecuadas para evitar otra Katrina.