Santo Domingo
Hace unos días, con motivo de la cercanía de la Semana Santa, celebración cristiana que se inició el domingo, el padre Luis Rosario, coordinador de la Pastoral Juvenil, llamó a los políticos a aprovechar los días feriados para descansar y reflexionar.
Esa clase de exhortación se repite cada año —no sólo por estas fechas, sino también en Navidad— y se dirigen, aparte de a los dirigentes, a toda la población.
Pero ¿a qué se refieren los líderes religiosos cuando invitan a reflexionar y a meditar? Ambos conceptos definen un pensamiento profundo y cuidadoso. ¿Qué temas o hechos merecen tal clase de atención en la Semana Mayor? Aquellos que dieron origen a la celebración.
En su libro “Cuaresma. Tiempo de reflexión y vida” (Publicaciones Paulinas, 2008) María Belén Sánchez dice que, reflexionar en este tiempo implica “emprender un camino de interiorización a través de los ámbitos más escondidos de nuestro ser para confrontarlos con las enseñanzas de vida que el Señor Jesús nos ha dejado en su Evangelio”.
PENSAR CON ATENCIÓN Y DETENIMIENTO
DEFINICIONES:
Reflexionar, según la Real Academia Española, no es más que considerar nueva o detenidamente algo.
Meditar, en tanto, implica aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo. Considerar significa pensar, meditar o reflexionar algo con atención o cuidado.
Semana Santa invita a la reflexión
Los temas que ocupan la reflexión cristiana, práctica que los líderes religiosos recomiendan a la población en Semana Santa, giran siempre en torno a la fe. A continuación hallará varios puntos, especialmente el motivo y condiciones, a tomar en cuenta si desea dedicar los días libres que se avecinan a la meditación.
EL SILENCIO, AMIGO DE LA REFLEXIÓN
“Aprender a silenciarse favorece la reflexión y la búsqueda de solución a los conflictos”, dice Jacqueline Domínguez, directora del proyecto Polaris, que publica anualmente y de forma gratuita “Reflexiones sobre temas humanos”.
Las reflexiones tratan cuestiones que conforman la vida del ser humano, tales como su espiritualidad y su humanidad, el pensar, el sentir y el actuar, la familia, las relaciones, los aprendizajes, el rol en la sociedad y la responsabilidad con ella, la productividad, el medio ambiente y los demás asuntos que involucran la vida humana.
Para pensar...
1-La Palabra de Dios: En su sermón “Cómo leer la Biblia”, Charles Haddon Spurgeon, pastor británico del siglo XIX, decía que para entender el texto sagrado había que meditar en la lectura. “Hay textos en la Escritura que están hechos y construidos a propósito, para hacernos pensar [...]. La meditación y la reflexión nos ejercitan y fortalecen nuestra alma para poder recibir verdades más elevadas aún”.
2-La persona y el carácter de Dios: “En la contemplación de la Divinidad hay algo extraordinariamente beneficioso para la mente”, afirmaba Spurgeon en su sermón “La inmutabilidad de Dios”, y añadía: “Es un tema tan amplio que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinitud”.
3-La conducta personal: Los propios pasos de una persona deben ser para ella motivo de análisis a fin de hacer los ajustes necesarios y mejorarlos.
En “Cuaresma. Tiempo de reflexión y vida” (Publicaciones Paulinas, 2008) María Belén Sánchez dice que, aunque generalmente los católicos hacen énfasis en que la Cuaresma es un tiempo de penitencia, “podríamos más bien considerar que es un tiempo privilegiado para retomar nuestra vida en las manos y revisar los valores espirituales que la orientan y le dan consistencia”.
4-Las obras de Dios: El libro de Salmos señala varios motivos de reflexión y meditación, como por ejemplo, el gran amor de Dios y la misericordia de Dios (Salmo 48:9), sus proezas, sus obras poderosas (77:12) y sus maravillas (119:27).
5-Constante y en la quietud: También en el libro de Salmos se habla de cuándo y cómo debe ser la meditación del creyente.
Aunque el ejemplo del autor invita a pensar en el texto sagrado todo el día (Salmo 1:2 y 119:97), por otro lado se habla de hacerlo específicamente al acostarse, en la noche o la madrugada y en silencio (Salmo 4:4, 63:6 y 119:148). Además, el salmista hizo constar que, mientras sus enemigos lo calumniaban, él meditaba en la Ley de Dios (Salmo 119:78).
Hace unos días, con motivo de la cercanía de la Semana Santa, celebración cristiana que se inició el domingo, el padre Luis Rosario, coordinador de la Pastoral Juvenil, llamó a los políticos a aprovechar los días feriados para descansar y reflexionar.
Esa clase de exhortación se repite cada año —no sólo por estas fechas, sino también en Navidad— y se dirigen, aparte de a los dirigentes, a toda la población.
Pero ¿a qué se refieren los líderes religiosos cuando invitan a reflexionar y a meditar? Ambos conceptos definen un pensamiento profundo y cuidadoso. ¿Qué temas o hechos merecen tal clase de atención en la Semana Mayor? Aquellos que dieron origen a la celebración.
En su libro “Cuaresma. Tiempo de reflexión y vida” (Publicaciones Paulinas, 2008) María Belén Sánchez dice que, reflexionar en este tiempo implica “emprender un camino de interiorización a través de los ámbitos más escondidos de nuestro ser para confrontarlos con las enseñanzas de vida que el Señor Jesús nos ha dejado en su Evangelio”.
PENSAR CON ATENCIÓN Y DETENIMIENTO
DEFINICIONES:
Reflexionar, según la Real Academia Española, no es más que considerar nueva o detenidamente algo.
Meditar, en tanto, implica aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo. Considerar significa pensar, meditar o reflexionar algo con atención o cuidado.
Semana Santa invita a la reflexión
Los temas que ocupan la reflexión cristiana, práctica que los líderes religiosos recomiendan a la población en Semana Santa, giran siempre en torno a la fe. A continuación hallará varios puntos, especialmente el motivo y condiciones, a tomar en cuenta si desea dedicar los días libres que se avecinan a la meditación.
EL SILENCIO, AMIGO DE LA REFLEXIÓN
“Aprender a silenciarse favorece la reflexión y la búsqueda de solución a los conflictos”, dice Jacqueline Domínguez, directora del proyecto Polaris, que publica anualmente y de forma gratuita “Reflexiones sobre temas humanos”.
Las reflexiones tratan cuestiones que conforman la vida del ser humano, tales como su espiritualidad y su humanidad, el pensar, el sentir y el actuar, la familia, las relaciones, los aprendizajes, el rol en la sociedad y la responsabilidad con ella, la productividad, el medio ambiente y los demás asuntos que involucran la vida humana.
Para pensar...
1-La Palabra de Dios: En su sermón “Cómo leer la Biblia”, Charles Haddon Spurgeon, pastor británico del siglo XIX, decía que para entender el texto sagrado había que meditar en la lectura. “Hay textos en la Escritura que están hechos y construidos a propósito, para hacernos pensar [...]. La meditación y la reflexión nos ejercitan y fortalecen nuestra alma para poder recibir verdades más elevadas aún”.
2-La persona y el carácter de Dios: “En la contemplación de la Divinidad hay algo extraordinariamente beneficioso para la mente”, afirmaba Spurgeon en su sermón “La inmutabilidad de Dios”, y añadía: “Es un tema tan amplio que todos nuestros pensamientos se pierden en su inmensidad; tan profundo, que nuestro orgullo se ahoga en su infinitud”.
3-La conducta personal: Los propios pasos de una persona deben ser para ella motivo de análisis a fin de hacer los ajustes necesarios y mejorarlos.
En “Cuaresma. Tiempo de reflexión y vida” (Publicaciones Paulinas, 2008) María Belén Sánchez dice que, aunque generalmente los católicos hacen énfasis en que la Cuaresma es un tiempo de penitencia, “podríamos más bien considerar que es un tiempo privilegiado para retomar nuestra vida en las manos y revisar los valores espirituales que la orientan y le dan consistencia”.
4-Las obras de Dios: El libro de Salmos señala varios motivos de reflexión y meditación, como por ejemplo, el gran amor de Dios y la misericordia de Dios (Salmo 48:9), sus proezas, sus obras poderosas (77:12) y sus maravillas (119:27).
5-Constante y en la quietud: También en el libro de Salmos se habla de cuándo y cómo debe ser la meditación del creyente.
Aunque el ejemplo del autor invita a pensar en el texto sagrado todo el día (Salmo 1:2 y 119:97), por otro lado se habla de hacerlo específicamente al acostarse, en la noche o la madrugada y en silencio (Salmo 4:4, 63:6 y 119:148). Además, el salmista hizo constar que, mientras sus enemigos lo calumniaban, él meditaba en la Ley de Dios (Salmo 119:78).
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