Bogotá.- -- El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, visitó a los diez policías y militares liberados después de 13 ó 14 años de secuestro y exigió a las FARC unas “muestras más fehacientes” de su voluntad de poner fin al conflicto armado.
La liberación masiva “es un paso que valoramos en su dimensión, pero (…) no es suficiente”, subrayó Santos en la Clínica de la Policía Nacional, donde se reunió con seis de los diez exrehenes.
“Queremos unas muestras más fehacientes de su verdadera voluntad (la de las FARC) de terminar con este conflicto”, puntualizó el gobernante, quien previamente se había entrevistado con los otros cuatro liberados en el Hospital Militar Central.
Santos visitó a los diez exrehenes junto al ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y los altos mandos de las Fuerzas Militares y la Policía Nacional menos de un día después de que todos ellos fueran liberados de manera unilateral por la guerrilla.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) los entregaron el lunes en una aldea selvática del sureste del país a una misión humanitaria coordinada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y apoyada por Brasil, que facilitó dos helicópteros y sus tripulaciones.
Los diez uniformados fueron trasladados anoche mismo por vía aérea a Bogotá y pasaron la noche en centros hospitalarios de sus respectivas instituciones.
Santos resaltó que el sargento Libardo Forero, de la Policía, le hizo entrega de un lapicero cubierto con un tejido a mano que hizo durante su cautiverio, a partir de hebras de telas que encontraba y con las que plasmó los nombres de su esposa e hija, además del de él, como presidente.
El gobernante dijo que Forero se lo obsequió en nombre de los ahora excautivos, como símbolo de agradecimiento por lo que él representa como jefe del Estado y por el acompañamiento del país durante su secuestro.
Es “algo que realmente lo voy a guardar el resto de mi vida como testimonio de que ojalá sean los últimos secuestrados de las FARC y que esta organización cumpla con su palabra de no volver a secuestrar nunca jamás”, expresó Santos.
El presidente también confesó que se sobrecogió con los testimonios de estos militares y policías, que le narraron las peripecias y enfermedades que sufrieron durante los más de trece o catorce años que estuvieron secuestrados y el tratamiento que recibieron de los guerrilleros, “muchas veces inhumano”, dijo.
“Cuando uno piensa en lo que debe ser cualquier persona catorce años encadenada, secuestrada, eso tiene un impacto, un impacto muy profundo en el alma, en el corazón de cualquier persona”, expresó el gobernante colombiano.
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