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jueves, 8 de septiembre de 2011

oObama presenta un ambicioso plan de choque para reducir el desempleo

En una ambiciosa iniciativa destinada a reducir el paro y aumentar sus posibilidades de reelección, Barack Obama pidió anoche al Congreso de Estados Unidos el respaldo inmediato a un plan de casi 450.000 millones de dólares (325.000 millones de euros) para estimular el crecimiento económico y la creación de empleo. No es fácil que esta propuesta, que llega en un momento de gran polarización política en el país, reciba luz verde en la Cámara de Representantes, donde los republicanos son mayoría.
La intervención de Obama ante una sesión conjunta de la Cámara y el Senado se produce en medio de un estancamiento del índice de desempleo en el 9,1% y de los más bajos niveles de popularidad del presidente desde el comienzo de su mandato, ligeramente por encima del 40%.
"El propósito de esta ley", dijo Obama, "es simple: poner más gente a trabajar y más dinero en los bolsillos de aquellos que están trabajando". La ley combina una serie de beneficios fiscales, especialmente para aquellos que cobran sus nóminas y las empresas que promueven empleo, con inversiones públicas en infraestructuras y beneficios sociales para los parados. Más del 70% de la economía norteamericana depende del gasto de los consumidores, por lo que es imprescindible devolverle poder adquisitivo a los ciudadanos para revitalizar la actividad económica.
"Esta ley creará más empleos para los trabajadores, para los maestros, para los veteranos de guerra y más empleos para los desempleados de larga duración. Permitirá ayudas fiscales a las compañías que están contratando a nuevos empleados y reducirá los impuestos a sus ingresos a la mitad de los trabajadores y a todos los pequeños negocios", aseguró el presidente. "Tienen que aprobar estos empleos de inmediato... Tenemos que poner fin al circo político y hacer algo para ayudar a la economía", añadió.
Obama se refirió al "circo político" en referencia al clima de enfrentamiento que se ha impuesto en Washington desde hace ya varios meses. Pero es dudoso que este discurso, que la oposición ha considerado como un mero acto electoral sin ningún valor económico, pueda de repente serenar los ánimos. Ayer un grupo de congresistas republicanos se ausentó del discurso del presidente en protesta por el supuesto uso electoral que Obama está haciendo de las cámaras del Congreso. "Estoy harto de discursos", declaró el senador Jim DeMint, uno de los más fieles seguidores del Tea Party y el principal promotor de este gesto extremo de desaprobación de la política de la Casa Blanca. Varios miembros de la Cámara de Representantes se le sumaron, pese a las presiones de los líderes republicanos en el Capitolio, que entienden que una medida así puede dañar gravemente la imagen del partido ante los electores.
"Es el presidente de Estados Unidos y creo que todos los miembros del Congreso deberían de estar presentes, pero no tengo capacidad para garantizarlo", admitió ayer el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner. Tanto él como el líder republicano en el Senado, Mitch McConnell, anunciaron su asistencia, aunque decían compartir las quejas de sus compañeros sobre el discurso de Obama. "Esto no es un plan para crear empleo, esto es un plan para lograr la reelección", declaró McConnell.

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