Por Miguel Cruz Tejaada
SALCEDO._ Con sólo 29 años de edad, María
Altagracia Valentín, es una estampa pobreza que se vive entre la mayoría
pobre de la República Dominicana. Con tres hijos y esposa de Rafael
Cáceres, un pintor de “brocha gorda”, la mujer ha perdido la esperanza
en su futuro y el de su familia debido a la indigente situación
económica por la que atraviesan y la falta de empleo y oportunidades
para sus hijos y marido. Residiendo en el populoso y marginado barrio
“El Matadero” y a orillas de una cañada, cuando hay amenaza de lluvia,
María Altagracia y Rafael, sienten que sus vidas se ponen en riesgo por
la vulnerabilidad de un barranco en cuyo margen levantaron la casucha
hecha con pedazos de tabla de palma, hojalata, cartón y oxidadas hojas
de zinc, algunas de las cuales dejan huecos en el techo de la vivienda.
Su esposo, relata la madre salcedense, pasa más
tiempo en las esquinas del barrio que trabajando, porque ya ni los
trabajos a destajo o informales aparecen en el municipio.
Pidió a la vicepresidenta doctora Margarita Cedeño
de Fernández, que la ayude a través del Plan Social de la presidencia,
aunque sea reparando parcialmente la casucha.
Valentín dijo que la vivienda está a punto de
derrumbarse, lo que representa cada día una amenaza latente a las vidas
de ella, su marido y los hijos de 10, 9 y 5 años de edad.
“No le pedimos a la vicepresidenta una casa nueva,
sino que nos ayude aunque sea reparando parte de la casucha en la que
vivimos. Cuando caen aguaceros, llueve más adentro que afuera, estamos
llenos de hoyos y nuestra situación es urgente”, agrega la joven madre.
Califica de “infierno” la situación en la que vive
la pareja con los hijos que identificó como Esteban, Rafael y María
Elena. “Nos acostamos sólo con algo en el estómago y en muchas ocasiones
no consiguen para desayunar o comer al mediodía.
“Por poca que sea la lluvia que cae, cuando llueve
en Salcedo, nos moja las pocas pertenencias que tenemos, lo que nos
causa gripe y otras enfermedades virales a mí y a todos los que vivimos
aquí”, narra la mujer.
Criticó a casi todos los políticos locales que
sólo llegan a la casucha en tiempos de campaña, para prometerle ayuda,
pero pasadas las elecciones, desaparecen como por arte de magia,
olvidándose de que la familia existe en medio de la extrema pobreza.
“Muchos de esos políticos hasta fotos y videos se han hecho con nosotros”, añade.
“Yo le pido a la esposa de Leonel, a la
vicepresidenta que es una mujer muy buena y bondadosa que de por Dios
nos ayude, que se conduela de nosotros y nuestros hijos, ayudándonos a
reparar la casita que no se está cayendo encima”, exclamó la señora
Valentín.
Insiste en que no está pidiendo que le construyan una vivienda nueva.
“Estoy segura que si margarita ve en la prensa la
foto de la casa en la que vivimos, nos ayudará y Dios se lo
multiplicará”, señaló la pobre madre.
Ella también está desempleada.
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