Por Luis Ramón López
SANTO
DOMINGO,( M/P noticias).- Los dominicanos celebran y recuerdan con
sentimientos y alegría el Día de los Padres, una tradición del ser que
le dió la vida para que existiera en el mundo y pudiera ser una persona
de bien para crecer en familia.
Ser padre significa el soporte,
la sabiduría y el ejemplo dignificante del accionar de cada miembro
creado en el núcleo familiar, que unido al calor materno de la madre
hace grande ese refugio, ese nido de amor, caricias, educación y
comportamientos para conducirnos en la sociedad.
De ahí, el
verdadero existir de los padres, que desde el vientre de la madre
creadora, van ofreciendo esa ternura de amor a la criatura en gestación
hasta su nacimiento, crecimiento, adolescencia y madurez. Es como una
empresa responsable que prepara un producto de calidad para ser vendido
al público, así es el padre, ese sello de garantía.
En las
últimas décadas en el país, las cosas han ido cambiando. Se atribuye en
unos casos, a los nuevos tiempos, otros alegan a los cambios de valores
en la sociedad, a la falta de oportunidades, que hacen desintegrar la
familia. Tambien a la llegada de nuevos vicios y cambios de costumbres
en hombres y mujeres, tal es el caso, de las drogas, la prostitución y
otros males sociales que se van engendrando en el propio seno de la
sociedad.
La sociología y la sicología social, atribuyen el
estado de descomposición en la sociedad, a factores educativos y de
conciencia en uno y otro miembro de la famlia. El padre es el ejemplo y
guía de de todo el quehacer cotidiano de los hijos. Son el espejo de los
que seran en el mañana.
Todo no se ha perdido, los tratados
sociales, las autoridades públicas y privadas, son parte de este
engranaje de cambios que reclama la sociedad, ofreciendo mejores
oportunidades sociales, educativas, de formación y económicas, donde se
ve la familia como la principal escuela, pero para ello, se necesitan
compromisos y voluntades de toda la sociedad.
La pérdida de
los valores, como se notan a diario en nuestra sociedad, donde en escena
padre e hijos se enfrentan como enemigos, padres que violan a sus
vástagos y padres que los dejan abandonados a su suerte. Todo ese ese
escenario tiene que cambiar, para lograr una sociedad en valores.
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