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domingo, 26 de febrero de 2012

Raudy Torres, es alegria, colores y sabor del carnaval de Santiago y el país

Raudy Torres
PERSONAJE/MP

Al mediodía, su casa es una fiesta con mucha gente a la mesa, para compartir el almuerzo, las risas y la hospitalidad desbordada de este intenso ser humano. Raudy Torres no sabe comer solo, y tal vez sea una de las razones que lo empujan cada año a compartir su alegría, su danza y sus colores en el carnaval de Santiago en las últimas cuatro décadas.

El que le da vida todos los febreros a el robalagallina más famoso del país comparte en esta edición las anécdotas y reflexiones de carnavales, gastronomía y cultura: su aporte a la identidad popular dominicana.

Empecemos hablando de carnaval. Cuéntenos de Mochila y su influencia en usted para disfrazarse de robalagallina.

Mochila fue mi inspiración. Él sale a disfrazarse en los años 40, 50. Uno de los robalagallinas más viejos que tenía el país. Se disfrazaba con dos aretes que eran dos ajíes, un collar de berenjenas y un macuto para repartir caramelos y dulces. Y yo me iba detrás de él.

¿Qué se siente estar en el disfraz y danzar por calles y escenarios? ¿Cuál es la magia?
La magia es que tú sientes que eres parte del pueblo, el pueblo te vive, y tú los disfrutas. Y la satisfacción de que le das alegría a la gente pobre.

¿Cómo se da el proceso de preparación cada año? ¿Quiénes le ayudan?
El carnaval no es solamente el proceso. Tú terminas y ya tienes la idea para el año que viene. Ya entre octubre y noviembre comienzan las reuniones con el Comité de Carnaval, los macaraos y cada uno vamos viendo las ideas, el desfile, la ruta, la comparsa, la reina…

¿Para cuándo está listo el traje?
Nunca he sabido para qué fecha está listo. Nunca me lo dicen. Diez minutos antes de salir es que lo veo.

Siempre me mortifican con los detalles hasta el momento previo. Vitico (Víctor Erarte) me dijo que este año será tres minutos antes.

¿Cuáles han sido los mejores momentos en estos 40 años de colores, telas y alegría?
Cuando bailamos en el 2011 para los niños sordomudos, autistas y con síndrome de Down, que bajaron a la intersección de Las Carreras con España. Vitico y yo paramos el desfile para bailarles. El ver esos rostros, la impresión, la alegría… Cuando ves un viejo en la calle que se alegra contigo…

¿Alguna vez ha tenido inconvenientes a la hora de desfilar o vestirse? ¿Ha dejado de disfrazarse algún año?
Nunca me he dejado de disfrazar, pero una vez no me dejaron pasar unos lechones del Simón Bolívar. Pero yo me di cuenta del problema después.

¿Podría vivir Raudy sin ser robalagallina, sin participar en el carnaval?
Me daría mucho trabajo. Sería una vida muy monótona y difícil. Pero si las circunstancias de la vida me lo impiden, yo lo haría. Sería triste porque a mí me encanta la espectacularidad, el derroche, compartir con el pueblo.

Cambiemos las telas por los alimentos. ¿Por qué se dedicó a la gastronomía?
Desde muy niño, mi familia era muy dada a la cocina. Tenía un tío-abuelo que hacía chicharrones para vender y cerdos asados. Y en mi casa, mi mamá era una excelente cocinera. Los sábados, mi papá invitaba a sus amigos a desayunar, él era barbero, y mi mamá hacía ese despliegue de platos.

¿Cuáles satisfacciones le da la creación de platos y recetas, los banquetes?
Realmente, cuando tú creas algo que satisface el gusto de los demás, te da alegría, placer y te levanta el ego… Cuando tú creas algo que todo el mundo tiene que admirarlo, eso significa que tienes un paladar completo, que eres un gourmand.

Después del carnaval y la cocina, ¿quién es Raudy Torres?
Un ser humano que ama la naturaleza, comparte con todos sus amigos, vive intensamente la amistad y la lealtad. Me encanta viajar, comer, escuchar música, leer…

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