Los ciudadanos de Tokio han agotado la mayoría de las existencias de agua embotellada después de que ayer las autoridades desaconsejaran que los niños beban agua corriente y pese a que hoy los niveles de radiación cayeron a cotas aceptables.
Las autoridades de la capital repartieron hoy 240.000 botellas de 550 mililitros a las familias de los alrededor de 80.000 bebés de Tokio (tres botellas por niño) y cinco ciudades cercanas, ante el temor a una contaminación radiactiva.
Las madres, muchas de ellas con sus niños, esperaron pacientemente para recibir un bien que comenzó a escasear justo después terremoto del día 11 y que con el anuncio de ayer ha desaparecido casi totalmente de los estantes en la capital.
La preocupación de que la falta de agua embotellada se agrava en una zona metropolitana con más de 30 millones de habitantes ha llevado al Gobierno a pedir a las empresas embotelladoras que aumenten su producción y a plantearse la opción de importar agua del extranjero.
La atención está puesta en la planta depuradora de Kanamachi, donde el agua registró el martes una concentración de yodo radiactivo (el isotopo I-131) de 210 becquerel por kilo, superior al valor 100 recomendado para bebés, pero por debajo de los 300 becquerel para adultos.
Según el diario Nikkei, algunas empresas de bebidas como Kirin tienen serias dificultades para aumentar su producción de agua mineral, mientras las guarderías almacenan agua embotellada para prevenir la escasez.
Para las madres japonesas la incertidumbre sobre el posible empeoramiento de la calidad del agua es una gran preocupación, ya que es la base de preparados con leche en polvo u otras fórmulas indispensables para la alimentación infantil.
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